Como me pasa siempre que empiezo una serie, no quería saber nada de ella, a veces casi no leo las sinopsis para no ir en preaviso, lo cual me ha hecho ver auténticos bodrios. En este caso lo que me atrajo fue el título: 13 por qués, aunque la han traducido de otra forma, me gusta más esta versión porque creo que se ajusta mejor a lo que el verdadero título quiere decirnos.
La serie comienza con una atmósfera triste, con la voz de su protagonista Hannah Baker que nos habla desde la muerte, como si de una locutora de radio se tratara, nos va a ir contando su vida, poco a poco, a través de cassettes. Sí, se cuenta con cintas de los 80 porque la serie es nostálgica en todas sus facetas. Esto a la vez permite contarnos la serie a otro ritmo y tiene sus razones, que no desvelaremos, de momento.
La serie está perfectamente construida sobre 13 capítulos de unos 50 minutos aproximados en los que a través de cada uno de ellos vamos conociendo las motivaciones de la protagonista hasta llegar al suicidio. Con cada cinta se nos da un aspecto de ella, una razón que la motivó a quitarse la vida, alguien que contribuyó y que pudo hacer las cosas de otra forma, pero que no actúo como debía o que simplemente se dejó llevar.
Como serie americana, que trata y se basa en las relaciones de los adolescentes en el instituto, no podían faltar los típicos personajes: el chico tímido, la popular, los deportistas, la chica buena, el empollón… no falta ninguno, están todos y cada uno esconde a través de su tópico una realidad dura a la que no quiere enfrentarse: las ganas de ser aceptado, la soledad, la homosexualidad, la hipocresía,…
Es una serie de personajes, de decisiones, por lo que el trabajo de los actores es muy bueno, muy creible, salvo algunas excepciones, debe ser vista en versión original porque el doblaje español no hace honor a los matices que los actores han sabido darle a sus personajes.
El protagonista, Clay Jansen, recibe las cintas con mucho misterio, y va escuchando a un ritmo que al espectador llega a desesperar, es parte del formato de la serie, conocemos lo que él va conociendo, pero en muchos momentos entran ganas de decirle: sigue escuchando, no hagas nada más. De hecho, hasta sus mismos compañeros que ya han escuchado las cintas se lo dicen en una y otra ocasión.
Cada vez que Clay escucha la voz de Hanna vamos viendo flasbacks de lo que pasó. A veces, esas imágenes que el protagonista imagina o recuerda, se mezclan con el presente y a la inversa, creando un magnífico trabajo de montaje e hilando dos realidades: la que pasó, la irreversible y la actual, la que puede modificar para evitar.
El tema de la serie no es otro que el bulling y cómo a las mujeres se nos cataloga o infravalora por determinadas actitudes ante el sexo. Creo que es una serie que deberían ver los adolescentes, para que entiendan cómo algunas situaciones mal contadas pueden conducir a crear barreras muy difíciles de romper. Una serie que muestra, aunque se queda en pinceladas, lo que pueden condicionar las percepciones que los demás tienen sobre nosotros.
Una serie que se supone para adolescentes, pero que narra temas muy adultos, que afectan a cualquier edad porque narra cómo lo que van diciendo de uno va construyendo la imagen mental que los demás se hacen sobre nosotros, creyéndose que nos conocen o que vamos a cumplir siempre con sus expectativas.
Es dificil hablar de la serie sin destripar el final, para los más aventajados lo verán claro desde el principio, pero tal y como está contada creo que a más de uno le va a sorprender.
Lo más interesante es el juego entre lo que pasó, cómo pasó, cómo lo vivió cada uno y cómo Hannah Baker nos lo narra. Un juego con el tiempo, con lo que pudo ser y no fue, con las secuelas que se quedan y que son imposibles de olvidar, con lo que se permite, lo que se calla y lo que debe ser contado para que no vuelva a ocurrir.

A destacar:
El montaje, el juego con el tiempo pasado y presente.

A mejorar:
El ritmo.

Momento para verla:
Hay escenas duras, por lo que hay que estar preparado.