Alias Grace narra la vida de su protagonista, una mujer acusada de asesinato y sobre la que Margaret Atwood escribió en su novela homónima.

Después de la experiencia que supuso El cuento de la Criada, seriaza de HBO a la que le debo un revisionado y algunas palabras, no podía dejar escapar la oportunidad de volver a la brillantez de las obras de Atwood.

Me he lanzado a esta serie sola, robándole horas al sueño y atrapada por ella tras sus cinco primeros minutos. Me pareció un acierto notable las entradas de citas de autores en el comienzo del primer capítulo, y aún más cuando vi que se repetían en los seis que tiene la serie y te daban el matiz que necesitas para entender mejor el capítulo. En esos cinco primeros minutos, la atmósfera, el tono, la ambientación, todo lo que conforma la producción de la misma, me recordaban a una mezcla entre Outlander y El Perfume ya que en estos tres casos se nos da una visión más real del pasado, de su crudeza, de sus suelos de lodo, de lo escatológico, de la miseria humana.

A través de una narración oral que hace la propia Grace vamos conociendo su infancia con un padre borracho que la acosa, una madre que la deja huérfana y responsable de varios hermanos, una adolescencia como criada y una vida adulta en prisión. Toda la trama está tejida como las colchas de patchwork que confecciona para la gente a la que sirve, ya la cabecera nos indica la importancia de esta geometría puesto que la historia se cuenta a retales, por piezas, y somos los espectadores quiénes tenemos que ir uniendo la voz en off con las imágenes, los flasbacks y los sueños para construirnos nuestra propia colcha, nuestra propia historia sobre Grace.

Y en este sentido, si lo que buscas es una trama fácil en la que al final te den todas las piezas y encajen unas con otras, Alias Grace no es tu serie. Porque está serie es, principalmente, una serie sobre la mujer, o mujeres, que habitan o sobreviven en ella: la inocencia, la superstición, la violencia, los abusos, lo que se calla como única forma de sobrevivir. Todo lo que en la época victoriana era normal y que ahora con otra perspectiva histórica nos parece inaceptable. Quizás ahí nuestro error y uno de los grandes aciertos que nos transmite Alias Grace, con su narración tenemos su visión, lo que nos hace perder la soberbia de nuestra época.

Como no podía ser menos en el caso de Atwood, la importancia cae en la mujer y cómo los hombres interactúan con esta figura, desde el cuidado y la protección o desde la imposición y la violencia. Como mujer me siento orgullosa de que otras mujeres se reivindiquen a través del arte, porque lo que ahora nos parece deplorable era habitual entonces, quizás en el futuro los micro (y macro) machismos que aún quedan también acaben siendo parte esencial de alguna trama y a otras mujeres futuras les parezca deplorable.

El peso de la actuación recae sobre Sarah Godon que protagoniza la serie, en algunos momentos contenida, pero quizás como matiz de su personaje. También la conocida Ana Paquin (inolvidable True Blood) que juega a ser adorable y odiosa a partes iguales y que parece ser uno de sus fuertes. Entre las figuras masculinas el otro gran protagonista es el doctor Edward Holcroft cuyo trabajo no me convence demasiado y le noto en algunos momentos tan perdido como a su personaje.

Es una serie para ver y sobre la que pensar, puesto que queda muy abierta sobre los hechos, aunque desde mi perspectiva lo interesante no es el asesinato en sí, si Grace es asesina o no, si no que, en cualquier caso, es una víctima de su género, de ser una mujer y de tener que vivir sometida y en silencio.

A destacar:
La visión sobre la mujer

A mejorar:
La actuación del doctor

Momento para verla:
Cualquiera, es una miniserie de 6 capítulos, ¡para un maratón es perfecta!