Llegué a Big Little Lies después de mucho esperar, veía cómo cada semana llegaba a HBO un nuevo capítulo y me decía: espera, mejor verla cuando esté entera. Y sí, me alegro de haber esperado y haber podido disfrutarla en su conjunto, en toda su atmósfera.
De todas las series que he visto últimamente, que por circustancias varias han sido muchas, me ha parecido la más elegante de incluso los últimos años, echo mucho de menos Mad Men y sus detalles, así que disfrutar de una serie llena de matices me ha reconfortado mi añoranza.
Big Little Lies es una serie de actrices, ese es su gran reclamo, con tres grandes nombres: Reese Witherspoon , Nicole Kidman y Shailene Woodley. Pero no solo es una Big Serie por sus actrices, lo es porque todos los elementos que la componen contribuyen a dotarla de ese aire misterioso, sutil, bien contado, que no pierde fuerza en ninguno de los capítulos.
La serie comienza con entrevistas policiales a testigos de un asesinato. Por sus miradas y sus comentarios vamos conociendo a las protagonistas de la historia, pero esas miradas solo son una parte de quiénes son ellas. Para mi lo mejor del cine y de las series, de lo audiovisual en sí, es el juego con el tiempo, con las narraciones, los saltos hacia lo que pasó y lo que pasa y de ese juego es maestra Big Little Lies.
Desde el principio tenemos datos: un asesinato. Y tenemos personas implicadas: las protagonistas. Pero hasta el último capítulo no se nos dice quién es la víctima, si es una de ellas, y quién el asesino, si lo conocemos o no. Si te gusta jugar a detective con las series y lo sueles hacer, verás los matices casi desde el capítulo uno. Si eres un gran consumidor de productos audiovisuales (me confieso, lo soy) tendrás las dosis más que necesarias para adelantarte a la jugada final. Pero no lo desveles, no adelantes a los demás y disfruta el proceso, porque cada plano está sabiamente montado, creado e hilvanado para dotar a la serie de la elegancia que la caracteriza.
Es una serie de mujeres, de cómo nos relacionamos y cómo podemos crear grandes amistades con muy poco. No hay un vínculo que una más a las mujeres que sus propios hijos, la necesidad de estos de sociabilizar nos hace salir de nuestro propio ostracismo y volvernos sociables también. Y en estos encuentros sociales se ven recogidos muchos perfiles que más de una (y de uno) asociarán a amigos de su entorno. Si queréis ver una auténtica jaula de egos solo tenéis que pasaros un rato por alguna fiesta de colegio, da igual si es toda glamour, como en la serie que nos ocupa, o más tipical spanish, los prototipos se reproducen porque se basan en algo acultural: el ego y sus hijos.
En torno a estas tres grandes protagonistas hay otros grandes actores, a destacar el trabajo sutil de los personajes en torno a Reese Witherspoon: su marido actual, que la entiende a veces mejor que ella misma. El ex y su nueva mujer Zoë Kravitz , más joven y por lo tanto más cercana a su hija adolescente. La trama familiar de Nicole Kidman: su vida perfecta, sus hijos, su amoroso marido. La llegada de Shailene Woodley, reconstruyéndose, motivadora de nuevas relaciones. Los enfados de la mujer de negocios, magnífico trabajo de Laura Dern y su marido, con muy pocas escenas nos reconstruyen una realidad a veces olvidada: la mujer que triunfa y las envidias que genera.
Pero no es solo una serie de mujeres, también los niños son protagonistas en estas relaciones complejas, destaca la alegre, y a veces más madura que la propia madre, hija pequeña de Reese Witherspoon, siempre poniendo música a la vida de la casa, permitiéndonos tener una banda sonora que encaja perfectamente con cada escena, como si de piezas de puzle se tratara.
Todos los elementos de esta serie merecen una mención, un párrafo, y aún así, nos olvidaríamos de las sutilezas que la encumbran: la fotografía cálida, llena de luz y de insinuaciones, el montaje, con pequeños detalles que no se te deben escapar para disfrutar más el final, el guión, tan bien construido, la puesta en escena, cómo conocemos a sus personajes por los matices de sus casas, sus ropas: dirección artística bien empleada.
Podría seguir recoméndandotela, pero acabaría desvelando tramas del guión que es mejor ver que leer, así que prepárate para un maratón de unas 6 horas, la serie está compuesta por 7 capítulos de unos cincuenta minutos, y déjate cautivar por cada plano, tu sentido estético te lo agradecerá.

Lo mejor:
el guión y cómo lo han contado

A mejorar:
Que no hagan segunda temporada, la serie está completa tal cual, alargarlo es innecesario.

Momento para verla:
Siempre